SI DISFRUTA CUANDO GANA, AGUANTA CUANDO PIERDE. Asimilar el golpe

 SI DISFRUTA CUANDO GANA,  AGUANTA CUANDO PIERDE. Asimilar el golpe

A muchos políticos criollos se les hace difícil asimilar el golpe de la derrota. Van a un proceso eleccionario a ganar o a perder, y es lógico que lo primero sea el objetivo, pero lo segundo siempre es una posibilidad. Los ejemplos, en procesos internos o en elecciones, alcanzarían para varios libros. Pero para no ir muy lejos solo hay que tomar el ejemplo de las primarias del PRM que se realizaron el domingo 1 de octubre. Fue un proceso caracterizado por una asistencia que sorprendió a sus organizadores y un comportamiento ejemplar de los votantes. No sonó ni una galleta, lo que hubiese sido la excepción para confirmar la regla. Aun en ese escenario, salió a relucir la proverbial resistencia del perdedor a aceptar los resultados. Eso se dio con los dos alcaldes que arriesgaban la faja, quienes fueron derrotados y, al menos en lo inmediato, no asimilaron el golpe.

Sin felicitaciones

Francisco Peña ganó la candidatura a la alcaldía de Santo Domingo Oeste y no fue sorpresa, porque sus adversarios internos sabían que se estaban enfrentando a un político que se las trae. De hecho, siempre fue el candidato a vencer. Un día después de las primarias, a Peña, en Despierta con CDN, se le preguntó si había recibido alguna llamada del alcalde José Andújar y dijo, con el buen humor que le caracteriza, que había tenido un accidente con su celular, por lo que, si lo llamaron, no se dio cuenta. Al parecer, no hubo intento de llamada, y prueba de ello es que Andújar se refirió por primera vez a los resultados de las primarias en un mensaje el pasado viernes en la noche, en el que parece dar muestras de haber asimilado el golpe, pero ni siquiera menciona al candidato electo. En tanto, en Santo Domingo Este, el suspenso fue más largo y profundo, porque Manuel Jiménez se tomó ocho días para referirse al proceso y finalmente alegó que hubo irregularidades y, ni por asomo, felicitó al ganador. La actitud de los alcaldes fue el único ruido de un proceso en el que incluso los aspirantes presidenciales, que tenían discursos muy agrios, se comportaron a la altura requerida cuando se contaron los votos.

Tomado de El Caribe

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