RENUNCIA Y CAMBIO DE PARTIDO GENERAN DESGASTE
La renuncia constante de militantes y cuadros políticos de una organización a otra trae consecuencias de disminución de su liderazgo.
La fragilidad de los principios en que se promocionan esos traslados trae consigo la sensación de abandono de su base social original y el proceso de adaptación y reacomodo a otra que no le ha sido propio se traduce en la práctica política, en desafíos apremiantes en tanto y cuánto no se asimila (por lo menos con la rapidez deseada) ese proceso lo cual lo hace que sea traumático.
Los nuevos inquilinos orgánicos en cuanto a nicho de aceptación se vuelven vulnerables y podrían producirse rupturas sentimentales a la hora de definir la decisión del voto. Esto nos permite concluir que necesariamente no todos los niveles de aceptabilidad que un principio se tenía, con la decisión del traslado de un partido a otro, sea aceptada como buena y válida por todos. Se produce una ruptura natural difícil de predecir a partir de los nuevos roles partidarios que le tocará entren.
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