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«Es un momento alarmante»: el experto que compara la situación de EE.UU. con la crisis y caída de la República romana
Una república considerada un ejemplo temprano de democracia representativa, que se volvió una potencia dominante, enfrenta de pronto retos internos como el deterioro de la convivencia política, la desigualdad económica o el surgimiento de un líder populista.
¿Estados Unidos en el siglo XXI? No, Roma entre los años 509 a. C. y 27 a. C.
Pero la antigua república y su derrumbe ofrecen distintas lecciones para EE.UU. hoy, señala el experto en el tema Edward Watts, profesor de historia en la Universidad de California, San Diego, y autor de «República mortal: Cómo cayó Roma en la tiranía», entre otros libros.
Durante una entrevista con BBC Mundo, Watts señala asuntos como la disputa del presidente Donald Trump por los resultados electorales que dieron el triunfo a Joe Biden, o recientes hechos de violencia en protestas callejeras como síntomas del deterioro político que experimentó Roma.
Roma ofrece un punto de referencia muy interesante para EE.UU., en parte porque muestra el peligro de una dinámica política disfuncional.
Lo que más me preocupa es el surgimiento de una cultura de amenaza y, en algún grado, incluso de violencia política en el período previo a las elecciones y posterior hasta cierto punto.
En Roma este proceso condujo al colapso de la vida política en la república.
Una vez que las estructuras legales y de hábitos se derrumbaron y fueron reemplazadas por una república de violencia, nunca hubo una fe duradera en que un ganador o perdedor en un conflicto político pudiera comprender exactamente el resultado.
Lo que tenemos ahora en EE.UU. es una situación en la que comienzan a romperse muchas de las normas sobre cómo llevar a cabo la discusión y la competencia política.
Este es un momento alarmante en el que podemos ver que el presidente y el presidente electo disputan sobre las reglas básicas que rigen el proceso electoral y la transición de un régimen al siguiente.
Lo que muestra Roma es que eso representa un desafío fundamental para el Estado de derecho.
¿Cómo empezó la erosión de las instituciones políticas en Roma?
La dinámica política comenzó a cambiar en gran medida porque hubo una masiva y creciente desigualdad de la riqueza que surgió a lo largo del siglo II a. C., un sistema en el que unas pocas personas se beneficiaban mucho más que la mayoría de los otros romanos.
La república no pudo moverse con rapidez suficiente para abordar esa desigualdad.
Entonces, después de una generación, tuvo un reformador populista (Tiberio Graco) que impulsó promesas de reforma emocionalmente atractivas. Lo hizo de una forma ajena al proceso político tradicional.
Se puede ver un cansancio de los ciudadanos romanos con una república que entendía que había un problema que la gente quería abordar, pero carecía de la capacidad de hacer algo sustancial para abordarlo.
¿Ve similitudes entre eso y lo que ocurre en Estados Unidos ahora?
Creo que definitivamente podemos ver similitudes en el amplio alcance del problema.
Podemos ver en Estados Unidos, a lo largo de Europa occidental y del mundo un similar aumento rápido en la desigualdad de la riqueza que está creando tensiones importantes en las democracias representativas.
Y en Estados Unidos en particular estamos viendo divisiones entre grupos económicos y entre personas con diferentes niveles educativos que de alguna manera reflejan esa idea de que el sistema no funciona, que el sistema económico no brega por los intereses de todos.
¿Cuál es la principal lección que Estados Unidos puede tomar para evitar la degradación que tuvo la República romana?
Cicerón marcó algo en los últimos años de la República romana: dijo que una república se rige por la ley, pero una república dominada por la violencia no es una república en absoluto.
Apuntaba a que hay mecanismos establecidos sobre cómo debería funcionar nuestra república, mecanismos legales pero también consuetudinarios. Establecen reglas para que la competencia política nunca se vuelva violenta.
Y creo que en Estados Unidos tenemos que dar un paso atrás y decir: estas son las reglas sobre cómo se desarrolla la dinámica política en este país; si alguien gana una elección, entonces gana la elección, debes aceptar esto y seguir adelante.
Creo que EE.UU. colectivamente debe alejarse de esta competencia política intensa y a veces hasta violenta, y mirar en cambio las costumbres y estructuras legales que gobiernan nuestra república.
Estas son las cosas que aseguran que la violencia no estalle ni continúe surgiendo cuando hay discusiones políticas.
Roma muestra la gran importancia que debemos dar a esta cultura del derecho y de costumbres. Porque eso es lo que mantiene estable una república. Y es lo que hace efectiva una democracia representativa.
En la República romana hubo graves actos de violencia política: Tiberio fue asesinado, un siglo después hubo una serie de guerras civiles y el asesinato de Julio César en una conspiración liderada por Bruto. En Estados Unidos no vemos este tipo de violencia y las elecciones fueron pacíficas, pese a toda la tensión y los temores que hubo. Entonces, ¿por qué marca ese punto?
El inicio de la violencia política en la República romana consistió en amenazas e intimidación; no en peleas callejeras.
Pero creció hasta ese punto, porque las amenazas eran una táctica política eficaz para conseguir cosas.