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Los ecosistemas de República Dominicana: soluciones naturales frente al cambio climático
República Dominicana cuenta con todas las soluciones que ofrece la naturaleza a los países intertropicales insulares para hacerle frente al cambio climático.
Como promueven el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y otros organismos ambientales internacionales, las soluciones basadas en la naturaleza se consiguen a través de la conservación y restauración de ecosistemas con gran capacidad para capturar y almacenar carbono, albergar biodiversidad y resistir el impacto de los fenómenos atmosféricos y la contaminación antropogénica.
Según el último Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero (Ingei), realizado para la Tercera Comunicación Nacional sobre Cambio Climático (2014-2017), cada persona en República Dominicana emite alrededor de 3.28 toneladas de bióxido de carbono o CO2. De hecho, los principales aportes locales a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provienen del CO2.
Si, como registra el boletín de Estadísticas Ambientales 2020, el balance de los GEI para el año 2015 era de 24,634.24 Gg CO2eq, y el balance del año base (2010) era de 17,224.81 Gg CO2eq4, el país presenta un incremento de 43.02% en las emisiones respecto al año base.
De acuerdo con el informe del INGEI, el sector energía es el principal emisor de gases de efecto invernadero del país, “con una contribución del 62.75% a las emisiones totales”.
En cuanto a vulnerabilidad climática, el índice de Riesgo Climático del Observatorio del Clima Alemán publicado en 2020 coloca a República Dominicana en la posición 50 entre unos 181 países evaluados.
Estudios reseñados en la Segunda Comunicación Nacional de la República Dominicana ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (2009) ya determinaban que, para el año 2020, todos los ecosistemas y las especies en el territorio nacional estarían sujetos a condiciones climáticas bien extremas, “en términos de los nichos climáticos que estos pueden tolerar”.
Ante esta realidad, ¿dónde están y qué aportan los recursos naturales con los que cuenta el país para enfrentar la crisis ambiental provocada por las emisiones? ¿Qué acciones se desarrollan desde el Estado, la sociedad civil y el empresariado para asumir la adaptación al cambio climático basada en ecosistemas?
La respuesta está en sus bosques, humedales y ecosistemas costeros marinos: manglares, estuarios, arrecifes de coral y praderas marinas.
Se les considera como el principal sumidero de carbono de la Tierra (lo almacenan en su biomasa, tronco y raíces) y, por tanto, juegan un papel determinante en la mitigación del cambio climático, al disminuir la cantidad de carbono que llega a la atmósfera en forma de CO2.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que los bosques tropicales pueden almacenar unas 15 toneladas métricas de carbono por hectárea cada año y por eso los proponen como opción para combatir el cambio climático.
Además, aportan la mayor biodiversidad del planeta, controlan la erosión y regulan el ciclo del agua.
El Inventario Nacional Forestal en la República Dominicana 2018 (INF-RD) registra para el país una superficie forestal de 2 millones 103 mil 645.32 hectáreas. Compuesta por siete tipos de ecosistemas forestales, esta cifra representa el 43.6% del territorio.
Los bosques latifoliado húmedo (37.75%) y seco (24.05%) ocupan el 61.80% de toda la superficie boscosa, seguidos por el bosque latifoliado semihúmedo (15.39%), el bosque de conífera denso y el latifoliado nublado (8.2% y 5.6%, respectivamente), los bosques de café con sombra y de coníferas disperso (que ocupan una proporción de 4.8% y 3.6%, respectivamente) y el bosque de humedales (mangle y drago), con aproximadamente el 1.41%.
El mismo inventario documenta que los bosques dominicanos almacenaban para entonces 1, 978, 618,539 toneladas de carbono.
¿Amenazas? La deforestación, la expansión agrícola, la extracción de madera, los incendios forestales y la construcción de infraestructuras son las causas principales de la pérdida de bosques locales.
El Sexto Informe Nacional de Biodiversidad de la República Dominicana (2019) apunta que el estado de los bosques nublados latifoliados es particularmente preocupante, “y, si la tasa actual de pérdida continúa, estos ecosistemas no existirán en aproximadamente 11 años”.
Formando parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Sinap), las 17 zonas productoras de agua de República Dominicana son bosques. Y son, además, grandes reservorios de la rica biodiversidad dominicana.
“No matemos a la gallina de los huevos de oro”, señala la responsable de la Unidad de Sostenibilidad Ambiental y Resiliencia del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en República Dominicana, María Eugenia Morales, en alusión a los servicios ecosistémicos que ofrecen las áreas protegidas locales.
Morales opina que mejorar la cobertura forestal ha sido un logro “maravilloso de República Dominicana que pocos países de Latinoamérica” han conseguido.