La generación que dejó de estudiar en RD por la pandemia

Hay niños y adolescentes que se pasan el día jugando o haciendo labores domésticas, mientras los maestros intentan traerlos de vuelta al sistema educativo
Esta pandemia ha acabado con el estudio de los niños”, sentenció Rafael Cleto con su hijo de nueve años a su lado, descalzo. A media mañana de ese viernes de abril, cuando el Ministerio de Educación (Minerd) transmitía las clases por televisión, el pequeño jugaba con otros niños en el patio de tierra, como también estaban ociosos muchos menores en distintos barrios y pueblos del país.
Aunque ese día Cleto hubiese querido conectar el viejo televisor que guardan en el dormitorio para que su hijo viera las clases a distancia, de nada serviría. En el barrio El Orégano de Villa Mella -donde residen- no había energía eléctrica desde la noche anterior. “Hay canales que no se ven bien”, dijo el padre para rematar. “Me da vergüenza (que lo sepa la profesora)”, comentó su hijo, cabizbajo.
Niños y adolescentes de los estratos económicos más bajos, como el hijo de Cleto, engrosan una generación rezagada a nivel de aprendizaje, debido al limitado acceso a las tecnologías de comunicación para cumplir con las clases a distancia en la actual pandemia del COVID-19, que también ha impactado los hábitos de estudio, o al desinterés o falta de supervisión de los padres. La situación ha acentuado la desigualdad social.
Aunque la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) entiende que la magnitud se podrá estimar al final del año escolar o al comienzo del próximo, un estudio de Acción Empresarial por la Educación (Educa) calculó en febrero pasado que habían desertado al menos 20,000 niños y adolescentes desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020.
En el Centro Educativo Hernando Gorjón, de Pedernales, no sabían del paradero a mediados de abril de 32 alumnos que no podían contactar desde el 2 de noviembre del año pasado, cuando comenzó el año escolar tres meses más tarde de lo habitual.
Tampoco se sabía a principios de mayo de 28 alumnos del nivel primario y 12 del nivel secundario de la Escuela Firgia Maritza Méndez Fernández de León, del mismo municipio, donde se comenzaron las clases semipresenciales el mes pasado,.
La directora de la escuela, Deopatria Mancebo, lamenta que cuatro hembras y un varón del nivel secundario se fueron a convivir en unión libre con sus respectivas parejas, y una de ellas está embarazada. También, hay otra encinta, soltera. “Si hubiésemos estado en la normalidad, a lo mejor no pasa, porque están en la escuela y tienen más tiempo para uno orientarles”, reflexionó la maestra.
