Clases a distancia, la odisea que cuesta más de RD$25 mil millones al Estado
La facilidad de contagio y la peligrosidad del virus de la covid-19 obligó prácticamente al mundo al cierre de sus escuelas y planteó la necesidad de que los Gobiernos busquen alternativas de emergencia para continuar con la educación.
La República Dominicana no fue la excepción y las acciones llevadas a cabo por el Ministerio de Educación (MINERD) para lograr mantener la docencia han costado al país, hasta el momento, más de RD$25 mil millones.
En el país el 2 de noviembre de 2020 los estudiantes se despertaron con la noticia de que su primer día de clases sería, por primera vez en la historia y desde sus hogares, a través de una cadena de radio y televisión, además de educación online con computadoras donadas por el MINERD.
Sin embargo, al ciclo escolar 2020-2021 les quedan semanas y aún el MINERD no ha logrado dotar a cada alumno de dispositivos tecnológicos, pese a que la institución invirtió unos 19 mil 219 millones 817 mil 608 pesos en la adquisición de equipos y dispositivos tecnológicos.
Esta se consideró la mayor inversión del MINERD en las clases a distancia, pero no ha sido suficiente. Hasta el momento solo en siete provincias, de un total de 32, todos los estudiantes tienen equipos entregados por el Gobierno. Estas son: Elías Piña, Santiago, Montecristi, Dajabón, San Juan, María Trinidad Sánchez y Espaillat.
Mientras que el ministro de Educación Roberto Fulcar, insiste en que el Gobierno trabaja para que en el país no haya un estudiante sin equipo tecnológico durante la pandemia y después de ella.
Es en este contexto, cientos de padres revelaron que sus economías han sido muy afectadas por la compra de computadoras, tabletas, celulares y pago de servicio de internet. También muchos niños deben esperar a que sus padres lleguen del trabajo para entrar al grupo de clases habilitado en la red social de WhatsApp.
Por otro lado, no todos los maestros fueron dotados de equipos y tampoco estaban capacitados para utilizar las distintas plataformas tecnológicas que permitirían la enseñanza virtual, por lo que el MINERD invirtió 1,241 millones 862 mil pesos, en una capacitación docente que, según la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), no logró cubrir los baches de informática que tenían por la rapidez con que fue impartido, solo dos semanas.
Aunque el secretario general de la ADP Rafael Féliz, explicó que a pesar de las precarias condiciones desde marzo del 2020 cuando se llamó al confinamiento total, los maestros siguieron trabajando con los estudiantes sin ninguna guía del MINERD.
“El pasado Ministerio de Educación nunca orientó la continuación de ese proceso”, acotó Féliz, quien además criticó duramente el programa República Digital de la gestión educativa anterior.
“Se montó toda una campaña publicitaria de República Digital, diciendo que ya había finalizado la escuela de lápiz y papel, que estamos en la época de la computadora y del uso de los recursos digitales. En la práctica quedó evidenciado que eso no era así”, precisó el educador.
Más inversión
Una segunda inversión es la destinada a los medios de comunicación, por concepto de transmisión de clases para el año escolar 2020-2021, la cual sobrepasa los cinco mil millones de pesos.
Mientras que otros 100 millones de pesos fueron invertidos en las cátedras ciudadanas.
Pero los padres y tutores también han tenido que destinar parte de sus ingresos en la educación virtual de sus hijos. De acuerdo con datos recopilados en una encuesta realizada en el mes de febrero de 2021 por la Acción Empresarial por la Educación (EDUCA), 130 mil hogares hacen un esfuerzo económico para que alguien cuide a sus hijos durante el horario escolar.
Estimó EDUCA en su estudio que esto representó un gasto adicional de las familias durante los años 2020 y 2021 por valor de RD$18,720 millones.
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Odisea de padres y alumnos por clases a distancia
Otras dificultades que tuvieron que enfrentar, tanto maestros como estudiantes para ofrecer y recibir docencia, fue batallar con la deficiencia de la conectividad a la internet, la falta de energía eléctrica, tener un solo televisor o radio mientras varios estudian en un mismo hogar.
La profesora de primaria de la escuela Emma Balaguer, en Sabana Perdida, Santo Domingo Norte, Anabel Cáceres, resaltó que entre sus alumnos hay casas donde no hay televisor, ni internet y “ahí se ha hecho muy difícil, pero hay otros donde sí ha funcionado”.
La maestra indicó que ha tenido que impartir docencia con sus propios recursos de conectividad.
En ese sentido, la directora del plantel, Adriana Rincón, denunció que aunque se han facilitado algunos recursos para que los alumnos estudien desde su casa, faltan otros muy importante para que los docentes desde el centro puedan prestarle ese apoyo eficiente a los niños como la red del internet.
“Aquí no hay internet para las aulas. Nosotros lo solicitamos a Educación y no nos dieron respuesta”, señaló Rincón, quien también denunció que hay meses en que los cuadernillos llegan tarde.
“A veces llegan cuando está terminando de dar las clases del mes”, puntualizó.
Pero esa escuela es solo un ejemplo de las tantas que hay en el país con acceso a conectividad solo en la dirección o en un aula, por lo que los profesores deben estar aglomerados y, de hecho, se han tenido que cerrar planteles por rebrotes escolares.
De acuerdo con la ADP en lo que va de la pandemia han muerto 83 docentes por la Covid-19.
En cuanto a la eficiencia de la enseñanza de las clases que se transmiten por televisión, la profesora Cáceres argumentó que “esto ha sido completamente ensayo- error, los programas de televisión funcionan cuando tienen a un tutor al lado que los va orientando y también dependiendo la edad, ahora bien, los cuadernillos son otro tema, los cuadernillos han estado llegando diferentes, no tienen continuidad, aparecen errores, fallos y cosas que mejorar”.
Mientras Rincón sostuvo que debido a la nueva metodología de enseñanza en ese centro han desertado, al menos, un 20 por ciento de los estudiantes.
De igual forma, los estudiantes también han expresado la odisea que han vivido con las clases virtuales. Como es el caso de Luisanna, una niña de 11 años que cursa el quinto grado de primaria, quien dijo con preocupación que “a veces tengo problemas con la luz porque se va y no puedo coger clases por televisión, y cuando la profesora deja las tareas por el grupo, a veces tengo que esperar que mi mamá llegue del trabajo para que me diga, porque la envían por el celular y solo está el de ella en la casa”.
Y su lucha no es aislada. En ella se encarna el clamor de miles de padres a nivel nacional que han vivido un año de grandes retos para que sus hijos puedan recibir docencia.
Pues Elbaudalis Taveras, madre de una estudiante de quinto grado de una escuela pública, aseguró que adaptarse a esta nueva forma ha sido muy traumático, ya que ella ha sentido la frustración de su hija al ver las clases por la televisión y al final no entender nada.
“Ha sido muy difícil porque en verdad yo no encontraba la forma de cómo consolarla cuando ella comenzó a llorar porque se sentía impotente por la rapidez en que iba en la clase, en la televisión”, dijo Taveras.
Indicó que a veces no puede tomar las clases por falta de energía eléctrica o del internet.
“Esto ha sido fuerte por todas partes, porque cuando no es una cosa, es otra, por lo menos yo tengo a mi hija mayor que ayuda a la menor explicándole”, expuso.
Mientras que otra realidad es la de María Castillo, madre de un estudiante de cuarto grado de un colegio privado, quien aseveró que aunque al inicio fue difícil adaptarse a la metodología, tanto para ella, como para su hijo, ella ha buscado alternativas que ha facilitado esta realidad logrando un mejor aprendizaje para su hijo.
Explicó que el coronavirus también ha impactado su economía, ya que debido a esto ha tenido que invertir en objetos tecnológicos y en una tutora que le ayuda con el aprendizaje de su hijo.
Colegios afectados económicamente por la pandemia
No obstante, el sector privado también fue muy golpeado por los efectos de la Covid-19 ya que alrededor de un 20% de centros de educación privada se vieron en la obligación de cerrar sus puertas por la carga económica que representó el cierre de las clases presenciales.
La presidenta de la Unión Dominicana de Instituciones Educativas Privadas (UDIEP), Mercedes Coronado, denunció que los colegios no han recibido ayuda del Estado “ni siquiera como pequeñas empresas, aunque sí de manera logística en cuanto a capacitación de enseñanza en modalidad virtual”.
Explicó que al momento de suspender la docencia presencial solo un 5 % de los centros privados del país contaba con plataformas digitales para afrontar las clases virtuales.
Indicó que alrededor de un 30 % de los colegios utilizaban plataformas como Google ClassRoom, Skype y otras herramientas en línea que permitían la conectividad y el uso de recursos y softwares en los sistemas educativos.
En cuanto a la impartición de la docencia la UDIEP indicó que los colegios establecieron un sistema en el que los maestros les indicaban proyectos y guías didácticas los lunes a los alumnos y se los corregían los viernes.
Detalló que los padres iban a los centros con todos los protocolos de distanciamiento a llevar esas tareas.
Expresó que los estudiantes que se mantuvieron más activos en clases fueron los de primaria, mientras que los del nivel inicial fueron los más afectados “porque por su propia naturaleza y construcción emocional y psicológica lamentablemente el sistema virtual no los ayuda mucho. No pueden mantener durante tanto tiempo la atención y requieren de mucho apoyo y ayuda de los adultos”.
También los estudiantes de secundaria se mostraban mucho más apáticos y desinteresados ya que “es en el nivel que ha habido mayor deserción escolar, porque tomaron decisiones de separarse del sistema educativo y de irse a las calles a buscarse la vida”.
El presente año escolar concluirá el próximo 29 de julio con importantes retos y grandes tareas pendiente para el Estado, el sector privado, los profesores, los padres e incluso, los estudiantes que aún no saben si retornarán a las aulas o continuarán recibiendo “docencia”, a través de una computadora, un televisor o la radio.