Biden anuncia que pasajeros que viajen a EEUU deberán hacer una cuarentena a su llegada

 Biden anuncia que pasajeros que viajen a EEUU deberán hacer una cuarentena a su llegada

WASHINGTON.- Joe Biden ha arrancado su primer día en la Casa Blanca con una nueva oleada de decisiones para combatir el Covid-19, mientras que su principal plan legislativo es una reforma de la inmigración ilegal que permita abrir las puertas a la nacionalidad estadounidense a más de diez millones de indocumentados.

Por ahora, las acciones del presidente se van a basar en medidas regulatorias y en órdenes ejecutivas, una fórmula que permite al jefe del Estado y del Gobierno tomar decisiones que, siempre que no sean rechazadas por los tribunales, no pueden ser cuestionadas por el Congreso. Las quince órdenes firmadas por el presidente el miércoles, tras su jura del cargo, son solo el aperitivo de otras más para los próximos días.

Biden, que comenzó su jornada con un nuevo oficio religioso -el tercero en otros tantos días- va a centrar en el corto plazo su atención en la lucha contra el Covid-19, que ha causado 408.011 muertos y ha convertido a EEUU en el sexto país del mundo con más fallecidos en relación a su población.

El presidente acaba de firmar diez órdenes ejecutivas para la lucha contra el virus, con medidas como la obligatoriedad de usar mascarillas en aeropuertos, trenes y autobuses, así como nuevos planes para extender la vacunación en Estados Unidos. «Con el Covid, las cosas van a empeorar», ha asegurado.

«Además del uso de mascarillas, todos aquellos que viajen a Estados Unidos desde otro país deberán realizarse una prueba antes de subirse al avión y realizar una cuarentena cuando lleguen», informó Joe Biden en una conferencia, según recoge la agencia EFE.

La nueva Casa Blanca atacó durísimamente el legado de Donald Trump en la lucha contra la pandemia. Jeff Zients, el coordinador de la lucha contra la pandemia en el nuevo Gobierno, declaró a la cadena de televisión CNN, que ha sido muy crítica con el anterior presidente, que «lo que heredamos de Trump es muchísimo peor de lo que imaginábamos», en referencia los planes para vacunar a la población. Zients añadió que «vamos a tener que empezar desde cero» en la campaña de vacunas.

Esas declaraciones llegan apenas una semana después de que los gobernadores de varios estados hubieran expresado su malestar ante la falta de dosis por parte del Gobierno federal. El demócrata Andrew Cuomo, que ha visto su popularidad subir y bajar como un yoyó por su gestión del Covid-19, llegó incluso a plantear la posibilidad de que el estado que él gobierna, Nueva York, alcance de manera individual acuerdos de compra de vacunas con los fabricantes.

En el terreno legislativo, las cosas son más complicadas para Biden. Pero el nuevo presidente ha dado una señal muy clara de por dónde se dirigirán sus prioridades al anunciar que su primera propuesta de ley será una reforma inmigratoria que permita acceder a la nacionalidad a los más de diez millones de extranjeros indocumentados – en su inmensa mayoría, latinoamericanos – que residen en Estados Unidos. Es una ruptura total con Donald Trump, quien lanzó su campaña declarando que los inmigrantes ilegales son «traficantes de drogas, criminales, violadores y, algunos, supongo, buena gente».

Pero, con esa medida, Biden se sitúa en la estela de Barack Obama y George W. Bush, que intentaron – sobre todo el primero – reformas de la inmigración que fueron bloqueadas por parte de apoyo en el Congreso. El último presidente de EEUU que llevó a cabo una amnistía para los ilegales fue, paradójicamente, Ronald Reagan, a quien muchos republicanos citan como su modelo, en 1986.

El proyecto de Biden no es, sin embargo, una amnistía generalizada e inmediata como la llevada a cabo en España en 2005. Requeriría demostrar que se reside en EEUU desde antes del 1 de enero de este año, tras lo cual se podría acceder a un visado especial de cinco años, al cabo del cual se podría solicitar el permiso de trabajo siempre que el solicitante pasara un examen y demostrara que no tiene cuentas pendientes con Hacienda. Después de otros tres años, podría solicitarse la nacionalidad. Así pues, el tiempo mínimo para acceder a la ciudadanía sería de 8 años, en un largo proceso legal que requeriría, a día de hoy, el pago de aproximadamente 2.000 dólares (1.640 euros) en tasas al Estado.

La propuesta, sin embargo, no va a ser inmediata. Y no por Biden, sino por el Senado. Esa cámara está dividida entre 50 republicanos y 50 demócratas que no se han puesto de acuerdo todavía acerca de cómo repartirse el poder y, sobre todo, si mantener o no el llamado ‘filibuster’, es decir, la regla que requiere una mayoría de 60 votos para aprobar la mayor parte de las leyes. Esa regulación ha hecho al Senado prácticamente inservible, puesto que, en una época de máxima polarización política, es virtualmente imposible alcanzar esa cifra de apoyo para ningún proyecto de ley.

Eso, a su vez, es lo que ha hecho que los últimos presidentes -Obama, Trump, y, ahora, Biden- recurran a las órdenes ejecutivas, que al menos tienen la ventaja de ser aplicables de inmediato, aunque a cambio producen una tremenda judicialización de la vida política, ya que suelen ser llevadas a los tribunales. Además, estos decretos producen inseguridad jurídica, puesto que dependen en último término de las acciones de un solo hombre, el presidente, sin ningún tipo de control del Congreso.Más en El MundoEl momento de confusión entre Ana Blanco y Anna Bosch en una accidentada conexión en directoCoronavirus hoy, noticias en directo | Fernando Simón: «En marzo la cepa británica podría ser la dominante en España»

En este 2021 hay, además, otro problema para Biden: el juicio político a su predecesor, Donald Trump, consecuencia del ‘impeachment’ lanzado contra él tras el asalto de sus seguidores al Congreso el 6 de enero, en el que murieron cinco personas. El juicio político deberá empezar en los próximos días o semanas pero, al ser un asunto de urgencia, tendrá preeminencia sobre la reforma inmigratoria o incluso la ratificación de los altos cargos del Gobierno de Biden. El presidente, así, se expone a tener un ‘gabinete en funciones’ durante semanas o, tal vez, meses.

Por el momento, la única persona de su equipo cuyo nombramiento ha sido ratificado por el Senado es Avril Haines, la directora nacional de Inteligencia. Biden es, así, el primer presidente en época moderna que comienza su mandato con solo un alto cargo confirmado.\

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