Alcázar de Colón, ‘el más romántico monumento colonial’
Santo Domingo
En lo alto de una roca con vista al río Ozama, construido mayormente con piedra coralina se yergue ante nosotros el Palacio del Virrey Don Diego Colón, más conocido como Alcázar de Colón. Su imponente sobriedad impresiona cual la de una fortaleza y sin embargo se construyó como vivienda: la del primer virrey de las Indias e hijo de Cristóbal Colón y María de Toledo, su esposa de noble cuna.
Desde un extremo de la Plaza España, la explanada hacia la cual mira en la Ciudad Colonial, mi hijo Alexis y yo lo contemplamos con su logia de arcos de medio punto en el primer nivel y rebajados en el segundo. Por esa severidad que proyecta, en modo alguno pensaría que este restaurado y en parte reconstruido edificio, con marcada influencia del renacimiento italiano y presencia del gótico y del clásico, pudiera ser romántico. Pero hay razones.
Caciques y conquistadores
Corría el año 1512 cuando en el Alcázar ya moraba la pareja. El palacio servía además de ‘asiento de una pequeña corte donde las plumas salvajes de los caciques alternaron por primera vez con los dorados alamares de las capas de los conquistadores’. La descripción es de Joaquín Balaguer en su libro Guía Emocional de la Ciudad Romántica. De allí, señala, ‘salieron amores felices’, como el del cacique Enriquillo y Mencía (hija del español Hernando de Guevara e Higüemota, hija de Caonabo y Anacaona), pero también surgieron amores ‘infortunados’.
En el Alcázar, cuenta a su vez María Ugarte en Monumentos Coloniales, se alojaron damitas españolas que llegaron a la isla intentando conseguir esposo entre los conquistadores y encomenderos. Tal vez por estas y otras tantas historias, Ugarte califica el Alcázar como ‘el más romántico monumento colonial de Santo Domingo’.
Abandono
En el Alcázar posiblemente se alojó, cuando visitó la isla un par de veces, el creador en Sevilla de la Biblioteca Colombina, la más grande biblioteca de Occidente: Hernando, hermano de Diego. Fue aquí, asimismo, donde nacieron cinco hijos de Don Diego y María de Toledo, y donde ella falleció.
Muertos los descendientes directos de la familia Colón, el Alcázar fue abandonado. En 1770 sirvió de muladar. En1809 y 1835 sufrió derrumbes y quedó en ruinas. En 1957 fue restaurado y en parte reconstruido. En 1968 se hizo una segunda restauración por los daños sufridos durante la Revolución de 1965.